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Estado de Bienestar es un modelo general del Estado, donde éste provee ciertos servicios o garantías sociales a la totalidad de habitantes de una nación.Durante los dos anteriores artículos de la serie (Primero y segundo) os introducimos a este fascinante concepto de la economía actual. El modelo que actualmente estamos viviendo y que sostiene nuestra rutina económica diaria es nada más y nada menos que el Estado de Bienestar.
Para cerrar este último artículo, y haciendo por fin caso de las sugerencias de nuestro abogado Javier Fonseca, el Estado de Bienestar nace en la Posguerra. En la Segunda Guerra Mundial, en el año 1945, la doctrina de Keynes, de la que hablaremos en posteriores artículos, que imperaba en Europa desde el Crack de 1929 cobra fuerza como herramienta de anteposición a las políticas totalitaristas del Eje Soviético, y para frenar el auge dictatorial, nace una nueva corriente de pensamiento en una economía neoliberal donde el Capitalismo tendría su protagonismo, y con ello se podría salvar las democracias.
Los pensadores de los que deriva la teoría de Keynes, Marx y Schumpeter, consideraban que esta posición conlleva aceptar que la crisis es una parte del sistema capitalista (y que su destrucción llegará por esta vía).
¿Llegó a ser un sistema de Guerra Fría como propone Javier en su comentario? Digamos que fue una herramienta de anteposición, de lucha ante el progreso que estaban sufriendo las economías totalitarias como Italia, Alemania o incluso la URSS, debido a los fuertes controles de sus economías. Por medio del Estado de Bienestar se garantizaban unas prestaciones básicas, bajo un mínimo control del Estado, y a cambio al pueblo se le tenía bajo control en tanto en cuanto a la posiblidad de sublevación.
¿Se puede considerar la crisis el fin del Estado de Bienestar? Como ya hemos esbozado en diferentes artículos, SÍ.
La Crisis que comienza sus primeros coletazos en el año 2000 con las puntocom, y que estalla definitivamente con la burbuja inmobiliaria y las hipotecas subprime, digamos que ha acortado la vida del modelo durante unos cuantos años (y es que su permanencia en el tiempo de una forma u otra se aproximará a los 80 años). Aunque el modelo estaba abocado a necesitar un cambio a corto o medio plazo sí o sí, por definición.
Claro está que la economía actual, necesitaba ser dotada de una reforma. Una reforma de importancia, sobre todo en los modelos capitalistas que imperaban en las diferentes naciones. Aunque se definen 4 tipos diferentes de Modelo de Estado de Bienestar, y unos necesitaban más reformas que otros.
Ahora bien, tampoco se puede considerar otro modelo estrictamente para sustituir el Estado de Bienestar, tal y como afirmaba la Economista Sara Patrón, en uno de sus comentarios. La economía hoy por hoy es gris. No es extremista, sino que siempre hay un punto de flexibilidad donde confluyen todos los factores, aunque sean radicalmente opuestos. Existe entorno, factor capital y factor humano, incertidumbre y cambio. Por ello, el modelo válido será aquel que se adapte constantemente a las necesidades de su benefactor, el ciudadano. El ser humano.
Pérdidas del Estado de Bienestar.
2. Justicia y Garantías de defensa.
Actualmente en España se ha afrontado una profunda reforma del Sistema Judicial, en tanto en cuanto a los ciudadanos se les erradica el concepto de "justicia gratuita para todos y para todo en lo Social". Aunque hoy mismo, tenemos una noticia de varios diarios (citamos una), donde el Ministro da marcha atrás y revisará la Ley de Tasas Judiciales que afectaba desde su publicación a Personas Físicas y Jurídicas, en lo Social, Contencioso-Administrativo y Civil.
Esto es, en el momento de su promulgación (veremos hacia donde evoluciona), para hacer uso de la justicia había que pasar previamente por caja. Se ganara o se perdiera. En resumen, para recurrir una multa de tráfico de escasa cuantía en los juzgados, habría que pagar una tasa por mayor valor de la misma.
Esto constituía un ataque directo al derecho a Defensa, que dejaba de ser accesible a todos por igual. Evidentemente, aquellos que dispusieran de mayor capital en sus cuentas bancarias, tendrían el acceso más fácil que otros que no llegaran a final de mes.
3-4. Empleo Público y Estabilidad.
El Estado de Bienestar es insostenible sin el empleo público. De raíz y de base. Si el Estado garantiza una serie de servicios y de bienes, indirectamente desarrolla una actividad económica. Y por tanto ha de disponer de una fuerza de trabajo leal, fiel y que aporte los resultados necesarios para cubrir esta garantía. En cristiano: Los funcionarios (Médicos, Policías, Auxiliares de Administración Pública, Funcionarios de Hacienda, Trabajo, Justicia, etc...) son necesarios en un concepto de Estado como el nuestro actual.
Si bien, también han de tener algunos privilegios, para garantizar su máxima fidelidad al Estado. Y esto es nada más y nada menos que disfrutar de algunos beneficios diferentes a la empresa privada (estabilidad laboral, sueldos dignos para la función desempeñada...). Ahora bien, también es necesario, antes que erradicar privilegios (flexibilidad laboral, aumento de horas, recortes en días libres...), es totalmente necesario el establecer un sistema de control de productividad. Igual que el Estado da unos mínimos, has de garantizar un mínimo al Estado.
Las principales novedades en la pérdida del Estado de Bienestar en este aspecto, vienen por el recorte a las condiciones laborales de los empleados de lo público. Y con ello, el empeoramiento indirecto de los servicios. A empleados descontentos, servicio peor. Y hay que sumar a ésto la reposición mínima o la no reposición de plazas en determinadas áreas, que, bajo el punto de vista teórico, podría dar lugar a problemas de personal y colapso en diferentes áreas.
5. Pérdida de Derechos Laborales.
El mercado laboral español se consideraba muy inflexible en el concepto del Estado del Bienestar. Y tras muchos años de lucha, los Sindicatos habían obtenido una posición importante en todas las negociaciones colectivas y en la lucha diaria. Aunque en los últimos años, quizá su función se encontraba algo acomodada.
La flexibilización del Mercado Laboral Español ha venido reflejada por un claro abaratamiento del despido (reducción de las indemnizaciones por despido, sobre todo en el caso de improcedentes) y una flexibilización del mismo (incorporando diferentes casuísticas en el despido procedente u objetivo.
Además, en tanto en cuanto a las protecciones por desempleo, es decir, el Subsidio, también se ha visto afectado con un cambio sustancial en los porcentajes a percibir por los desempleados, pasados los primeros meses de subsidio. Personalmente, el recibir dinero a cambio de nada, es un perjuicio importante para el mercado, porque en algunas ocasiones se puede determinar que el coste de oportunidad de un ciudadano puede llegarle a decir, que le sale más rentable no trabajar que trabajar.
Pero es absolutamente necesaria su existencia, debido a que ésto contribuye al estado de bienestar, dando unas garantías mínimas de seguridad, salubridad y paz social. Aunque si bien, se deberían establecer más mecanismos de control, y por supuesto de compensación al Estado por la percepción.
Sólo una puntualización.
ResponderEliminarEl Gobierno ha ido contra todas la teorías de políticas económicas y fiscales que han de llevarse a la práctica en tiempos de recesión, y eso por supuesto, no nos ha ayudado en nada.
Es el propio Gobierno, el que a sabiendas o no, no ha querido o podido manejar la caída económica en la que estamos inmersos, y por tanto, ha puesto en jaque al famoso Estado de Bienestar.
Sabemos que, en determinadas ocasiones, se toman decisiones que no gustan a todos los ciudadanos, porque, como personas, tenemos diferentes puntos de vista, distinta forma de pensar y distintos criterios, en función de nuestro entorno. Y todos, tenemos que hacer sacrificios para sacar adelante un sistema que se ha quedado obsoleto en el tiempo.
Por último puntualizar, que la protección por desempleo no es el subsidio, la protección es la prestación contributiva por desempleo. Una vez agotada esta, pasas a cobrar el subsidio si cumples las condiciones que determina la Ley. Y la diferencia no sólo radica en la cuantía, sino, también, en que mientras cobras la prestación contributiva estás cotizando a la S.S. en situación asimilada al alta, computando tiempo para tu prestación de jubilación, en cambio, cuando pasas a percibir el subsidio, quedas cubierto en Asistencia sanitaria y protección a la familia, pero, ya no computa como periodo trabajado a la hora de percibir la prestación de jubilación.
Como siempre Señorita Patrón acertadísima en la última precisión.
EliminarDiscrepo en la apreciación anterior, llámeme conspiracionista, pero yo creo que la política de este gobierno, o que hace este gobierno pero que no es suya, responde a un plan muy bien concebido y muy bien aplicado.
En jaque esta el estado del Bienestar desde que cayó el muro, el desplome económico es una excusa, una coartada, un casus belli, perfecto para desmantelarlo, porque no es compatible con la economía de mercado, la especulación y el enriquecimiento sin límites.
¿Se puede mantener el estado del bienestar en las actuales circunstancias económicas? Se puede perfectamente
¿A que habría que renunciar? A la economía de mercado y al enriquecimiento especulativo.
¿Hay alternativas a elegir entre economía de mercado libre y estado del bienestar? Yo no lo creo
¿Queremos entonces el Estado del Bienestar?.........
Se acaban los tiempos de ser políticamente correctos, el desmoronamiento del centro derecha lo deja bien a las claras, hay que elegir bando porque es la guerra, lo ha definido con perfección la gran figura de la Izquierda española, los de abajo contra lo de arriba.
Ellos o Nosotros.
Obviamente siendo mencionado de forma expresa no me queda otra que contestar, imagino. Pero toca temas sensibles y lo siento por sus lectores, por la dimensión de la respuesta.
ResponderEliminarBien la explicación histórica, aunque tremendamente posicionada, pero mi visión es igual de sesgada, y como analistas (que no periodistas) ni al Sr. Barrete ni a mi nos es exigible objetividad.
Respecto a la Justicia no solo se ha atacado frontalmente el derecho a la defensa, también la inamovilidad de los jueces se ha visto muy afectada, así como su capacidad para realizar un trabajo eficaz y eficiente, sobrecargando su trabajo al eliminar de facto los sustitutos.
Habra que ver la reforma de la Ley de tasas que alcance tiene, las recomendaciones de la Defensora del Pueblo han sido tremendamente duras, y el posicionamiento de los Jueces firme (para lo que es el colectivo, muy poco dado a moverse), pero dudo que el Sr. Gallardón de la marcha atrás completa que corresponde.
En cualquier caso lo que si se ha demostrado es la escasa capacidad de gobierno de ese individuo en concreto, que unido a las rectificaciones continuas del resto de sus "compañeros" permite una reflexión: Este partido no sabe gobernar, no tiene más programa que la aplicación de su ideología de forma alevosa, eso sí, mientras no tenga afección electoral grave, entonces traicionan sus principios como traicionaron su programa electoral. Nido de hipocresía aún peor que el anterior (y ya era difícil).
Discrepo en que los funcionarios sean trabajadores privilegiados. No hay más que ver su régimen jurídico para entender que no cabe comparación con trabajadores, no son trabajadores, por tanto no entraré a comentar una comparación que es entre penas y mandarinas.
ResponderEliminarComo prestadores de servicios de interés general (salvo deshonrosas excepciones) lo que tienen es un régimen de seguridad y estabilidad razonable, que por cierto NO va acompañada de una remuneración digna en el 80-90% de los puestos.
Lo que se esta destruyendo es la estabilidad del funcionariado llevándolo a la laboralización total, alejando así el concepto de un estado útil, y de servicio público de calidad. Alejando también a los ciudadanos de la querencia a trabajar por el interés del estado, y por tanto de sus ciudadanos, para llevar a la consideración de que solo garantiza salir adelante trabajar para el interés privado.
Si estaría de acuerdo en un régimen privilegiado para el personal laboral de la administración, un régimen que garantizara su estabilidad, y que primara el hecho de que el beneficio de su esfuerzo no es el lucro, sino la mejora de la sociedad.
Y digo bien de la administración, eso no quiere decir de todo trabajador del estado, puesto que soy un defensor firme de que el estado se financie mediante los beneficios de sociedades propias de carácter privado.
Me suscribo a la exigencia de productividad, pero no olvidemos que la misma depende de la supervisión y más en España donde el principal problema de eficiencia es el absentismo presencial. Luego el problema grave no esta en el bloque funcionarial sino en los cargos directivos. Quizá el problema mayor sea quién nombra a los cargos de dirección y como se los nombra, sin perjuicio de que el sistema de oposición garantiza tan solo una criba y no una formación especifica, y la precariedad de los recursos de las administraciones públicas también tiene su parte. Y la vagancia del pueblo español, que lleva desde tiempos del gran imperio donde no se ponía el sol pensando que triunfar en la vida es no pegarle palo al agua.
Es un problema ideológico, puesto que gobierna un partido cuya ideología es que los gestores públicos no pueden ser buenos porque son públicos. Si se parte de que un partido con esa ideología pueda acceder a la gestión de servicios públicos solo caben dos opciones: la menos mala, que sean unos miserables y unos hipócritas y gestionen correctamente traicionando su ideología y demostrando la falsedad de sus planteamientos; o la más mala, que sean coherentes con su ideología y gestionen mal, a propósito o por inercia, perjudicando a los ciudadanos.
La solución a la mala gestión de los servicios públicos pasa por un cambio de las ideologías que acceden al poder, y eso en democracia pasa por un cambio cultural de la sociedad española. La otra solución posible a la mala gestión de los servicios públicos pasa por la innombrable vía de la exclusión de ideologías del poder.
En cualquier caso en el artículo se traduce un problema de concepto que no es desdeñable, analiza desde un punto de vista económico (coste-productividad y remuneración-plusvalía) un servicio cuyo análisis solo debe abarcar si el servicio es prestado correctamente y no cuanto supone hacerlo, esto es, tal y como establece acertadamente la Constitución primero el principio de eficacia y no el de eficiencia. No se puede regular la prestación de servicios públicos desde el coste económico, porque ello es ponerle precio a los derechos de los ciudadanos; mientras esa visión siga extendiéndose no hay arreglo posible.
Lo siento Sr. Barrete, pero en este caso el análisis de la situación no coincide en nada con el mío, creo que se equivoca ab initio y que ese modelo de análisis es precisamente el germen que genera los problemas de gestión del servicio público. Lo importante no es que cuesta el servicio público, eso es la productividad o eficiencia; lo importante es si se presta correctamente ¿A que coste? Al que sea necesario.
Respecto a las sucesivas reformas laborales y la pérdida de derechos adquiridos de los trabajadores, que tiene difícil encaje con el artículo 33.3 de la constitución española y con la doctrina constitucional ( SSTC 262/1988 y 47/1989 por citar solo dos ejemplos), responde a un único concepto la anteposición del beneficio a los trabajadores y a la estabilidad de la empresa.
ResponderEliminarEn las relaciones laborales existen tres grandes bloques (se que algún compañero de profesión se me va a echar encima por esta reflexión tan poco jurídica, pero lo asumo) Empresa, Empresario, entendido como dueño o beneficiario de la actividad empresarial; y Trabajadores.
Existiendo estos tres bloques es una elección cual se antepone a cual, es decir que la regulación depende de que tiene preferencia preservar. Actualmente se observa una deriva hacia una regulación que antepone el Empresario a la Empresa y esta a los Trabajadores, esto es, se antepone el atractivo de la inversión (que solo se atrae mediante la posibilidad de mayores beneficios) a la estabilidad de la sociedad; y todo esto "cueste lo que cueste" a los trabajadores.
Ya he comentado en este mismo lugar que preservar la empresa es prioritario, puesto que es quien genera tanto productos como trabajo, y que los trabajadores deben preservarse de forma antepuesta a los dueños, puesto que un mal trabajador impide el buen funcionamiento de la empresa y dado que son los consumidores de lo que se produce y sin ellos también la empresa cae. Preservar el tejido empresarial para garantizar el crecimiento real no especulativo es prioritario en un estado que quiera mantener un nivel de vida adecuado de sus ciudadanos, y para que ello sea posible es necesario dotar de estabilidad a los trabajadores que así aumentaran el consumo y permitirán un aumento exponencial del crecimiento.
Para preservar ambos, empresa y trabajadores, hay que depreciar el tercer concepto, el empresario, es decir que hay que perder competitividad y atractivo inversionista, hay que repartir pocos beneficios, incluso ninguno, para que la empresa crezca y no se desplome el consumo.
Y para aplicar esa idea solo existe un camino, la cooperativización.
Cualquier otro sistem, en un país que no tiene industria, nos lleva a un estado que solo puede vivir de la exportación financiada por capital extranjero, es decir, un estado absolutamente dependiente de terceros en que se agrava la brecha entre clase pudiente y clase trabajadora. Eso en España que no tiene tradición industrial nos llevara a la larga a ser un país de empleo barato donde inviertan para enriquecerse los capitales extranjeros a muy bajo coste y gran beneficio sin que la riqueza generada quede en el país, y por tanto pudiendo garantizarse cada vez menos servicios sociales y siempre endeudando más al estado, hasta que una nueva crisis, y recordemos que son periódicas e inevitables en el capitalismo, impida la financiación y quiebre el estado.
Por supuesto es una política muy conveniente para terceros estados, o mejor dicho para sus empresarios, de ello viene que se imponga desde Alemania, por ejemplo.
A la larga, quizá muy larga pero de forma segura, la aplicación de primar la inversión ajena al trabajo y al estado es pan (en el mejor de los casos) para hoy y hambre para mañana. Llegaremos a la quiebra del estado, y nos convertiremos en un estado fallido y tercermundista, con una población que habrá perdido todo recuerdo de que una vez quiso vivir dignamente para intentar subsistir.
¿Y entonces que? Espero no llegar a verlo.
No es solo una cuestión de derechos, esa batalla esta perdida sin un cambio de rumbo total, es una cuestión de previsión, es preguntarse que país le va a quedar no ya a nuestros hijos, sino a nuestros nietos.