6 de Julio de 2013. La Central Nuclear de Santa María de Garoña ha cerrado sus puertas tras 42 años de actividad en el norte de Burgos. Tras 7 meses de inactividad, motivada por la nueva imposición a las compañías energéticas, ayer se oficializó su cese.Ayer día 6 de Julio el Gobierno firmó la Orden de Cese de Actividad de la Central Nuclear de Santa María de Garoña, ubicada en el norte de Burgos desde hace casi 43 años. En un principio, tras la prórroga concedida por el Gobierno de Jose Luis Rodríguez Zapatero para operar hasta 2013, la Central iba a solicitar su prórroga de actividad hasta 2019.
Pero los incidentes de Fukushima, unido a la nueva tasa impositiva a las empresas de Generación Eléctrica, hicieron que la compañía se replanteara la situación, vaciara su combustible en diciembre de 2012 y permaneciera en inactividad hasta hoy. Recordemos que el 16 de Diciembre de 2012, la Central entra en parada para evitar las nuevas tasas impositivas que entrarían en vigor el 1 de Enero de 2013.
A lo largo del año pasado se aprobó un nuevo modelo de gravamen para las empresas generadoras de energía, que en el caso de las Nucleares asciende al 7% de los ingresos obtenidos por la generación eléctrica. Y además, hay que sumarle los 2190 euros por kilo de metal pesado gastado que se extraiga de los reactores.
Y es que, la nueva realidad que le espera a nuestra nación, es muy difícil en materia de energía. Los nuevos impuestos hacen que posiblemente Garoña no sea la última central que se convierta en inviable. Como afirmaba "Libremercado", en un artículo (que puedes visitar aquí) la situación pasa a se complicada o muy complicada para las térmicas y las nucleares.
A pesar que el cierre de la central Nuclear de Santa María de Garoña no es definitivo al 100%, porque el Gobierno únicamente está siguiendo los pasos estipulados tras la caducidad de la Licencia de Actividad de la misma, soy de los que piensan que las opciones que tiene la misma de sobrevivir a este revés son mínimas.
En la actualidad, el cierre de Garoña se produce únicamente por términos económicos, ya que en su día el Consejo de Seguridad Nuclear afirmó que podía operar con seguridad (y reformas e inversión) hasta 2019. Y en esta materia trabaja el gobierno, para hacer que siga operando un centro, que actualmente tiene instalados 460 MW de potencia energética.
Tras la firma de la Orden de Cese de Actividad de la Central Nuclear de Santa María de Garoña, a la zona comprendida por Merindades y Valle de Tobalina, que es donde se ubica este núcleo de trabajo para todo el área de influencia de la misma, le queda un futuro incierto. Muy incierto, y abocado a sufrir una profunda depresión económica.
Uno de los casos que más cercanos tengo es el de Trespaderne. El municipio, ubicado en un entorno privilegiado a tan solo 1 hora de Santander, Burgos, Bilbao y Vitoria apenas tiene industria. La mayor parte de su población, que cuenta con poco más de 1000 habitantes, vive directa o indirectamente de la Central Nuclear. Porque en la actualidad, se mantienen empleos para las tareas de mantenimiento y en previsión de un futuro pre-desmantelamiento, pero en su época dorada, la Central generaba 600 empleos directos y 400 indirectos, con un impacto cercano a los 30 millones de Euros.
Son numerosos los pequeños y grandes comercios de la zona que dependían en mayor o medida de la actividad diaria de este foco de riqueza para la zona afectada, y que cada vez que ven sus cajas hoy en día echan a temblar: descensos notables en la facturación y pérdidas de empleos derivados de la caída de clientes. Eso sin contar que algunas empresas han tenido que echar el cierre, por perder su principal fuente de ingresos.
La pérdida de ese impacto económico es aterradora y devastadora para la zona, que tiene escasos medios de subsistencia, principalmente el sector primario (agrícola y ganadero) y algo de turismo (Oña, Frías, Merindades y Embalse del Sobrón). Porque lo que es industria...poca. Muy poca.
Además, el cierre supondrá que se dejen de producir aproximadamente 4000 Gwh por año de energía. Cifra que tendrá que absorber otro medio de generación, en un momento de circunstancias muy difíciles para la economía del país, y en el que la inversión es muy complicada.
¿Recuerdan ustedes la central José Cabrera, ubicada en Zorita? La actividad económica de su área de influencia se centraba en la actividad nuclear. Y en el momento del cierre no había ninguna alternativa económica, que desembocó en una disminución de la actividad terciaria en la zona y en la pérdida de su modo de vida para miles de familias.
En Trespaderne y sus alrededores ya se ha comenzado a dejar notar. Multitud de trabajadores (más de 200 de contratas) han salido ya de Garoña, con un futuro incierto y sin saber si tendrán un pan debajo del brazo para comer el día de mañana. Porque en Merindades y Valle de Tobalina actualmente no hay una solución real para reubicar a los casi 1000 empleos directos o indirectos que se ven comprometidos con el cierre.
Muy bueno y más con el sentimiento de cercanía que se le aplica.
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